Bulimia

En el anterior artículo hablábamos sobre la anorexia, sobre qué es, las causas y las consecuencias. Pues en este toca hablar sobre la bulimia. La bulimia es mucho más frecuente en la población que la anorexia. Según la Asociación Contra la Anorexia y la Bulimia, el 6 % de la población española padece bulimia frente al 3% que padece anorexia. Esta enfermedad, al igual que la anterior, tiene duras consecuencias en la salud de quiénes la padecen. Pero, ¿qué características tienen los que la padecen? ¿qué consecuencias tiene esta enfermedad? ¿cómo se puede prevenir?

La bulimia nerviosa es una enfermedad en la que aparecen atracones recurrentes; conductas compensatorias con el objetivo de no ganar peso y que ocurren al menos dos veces a la semana durante tres meses; y autoevaluación muy influida por el peso y la silueta corporales. Un atracón recurrente es ingerir mucha comida en poco tiempo y tener la sensación de pérdida del control de la ingesta de alimento, es decir, comen mucho y piensan que no pueden controlarse.

Dentro de este trastorno, podemos distinguir entre el tipo purgativo y el no purgativo. El primero se caracteriza por la provocación regular del vómito o el uso de laxantes durante el episodio bulímico. Y en el segundo tipo, la persona utiliza otras conductas compensatorias como el ayuno o el ejercicio físico intenso durante el episodio de bulimia, pero nunca utiliza diuréticos o laxantes.

Este trastorno, al igual que la anorexia, es mucho más frecuente en mujeres que en hombres. Además, a diferencia de la anorexia, la bulimia aparece más tarde, a partir de los 18 años, y en ocasiones puede proceder de una anorexia mal curada. Las personas que lo padecen se sienten avergonzadas de su conducta e intentan ocultar los síntomas realizando los atracones a escondidas o lo más disimuladamente posible. Dichos atracones pueden o no haberse planeado con anterioridad y se caracterizan por una rápida ingesta del alimento y porque pueden durar hasta que la persona que lo hace ya no pueda más porque, o bien siente dolor o bien tiene sensación de plenitud.

En el plano psicológico, cabe destacar que la bulimia está provocada por estados de ánimo disfórico, situaciones interpersonales estresantes, el hambre intensa secundaria (hambre con el objetivo de obtener sensaciones) o los sentimientos relacionados con el peso, la silueta y los alimentos. Además, estas personas tienen niveles altos de ansiedad y niveles muy bajos de autoestima, y suelen presentar ideas suicidas, depresión e irritabilidad.

¿Qué consecuencias tiene a nivel físico este trastorno? Estos pacientes sufren hipertrofia de la glándula parótida a consecuencia del desequilibrio electrolítico, hipocalemia, infecciones urinarias, arritmias cardíacas, crisis tetánicas (rigidez muscular), parestesia periférica y crisis epilépticas. Y a largo plazo, daño renal e irregularidades menstruales. A todo esto, hay que añadirle el estreñimiento ocasionado por el uso excesivo de laxantes, la callosidad en el dorso de la mano debida a que se provocan el vómito con frecuencia, y la erosión de esmalte dental junto con la aparición de caries.

A la hora de prevenir esta enfermedad, es muy importante tener en cuenta la educación proporcionada tanto por los padres como por la escuela. Una educación en hábitos alimentarios saludables junto con pautas de ejercicio físico pueden beneficiar mucho al niño en un futuro. Además, a la hora de detectar un posible caso de bulimia es importante tener en cuenta los cambios de actitud (estricta autocrítica, depresión…), signos fisiológicos (dolor muscular, fatiga, oscilaciones de peso…), distanciamiento de los amigos y familiares, desaparición de la comida o visita con frecuencia el lavabo.

Esta enfermedad es muy seria, y sus consecuencias muy duras. El 40% de las bulímicas permanece sintomática crónicamente (con síntomas), y entre el 40 y el 60% de pacientes tratadas con diversos métodos recaen en el seguimiento. A pesar de todo, este trastorno tiene un índice bastante bajo de mortalidad.