lunes, 2 de enero de 2012

Un juguete una ilusión

Por muchos es conocida la campaña de “Un juguete, una ilusión”, campaña creada en el año 2000, y en la que colaboran diversas empresas públicas y privadas unidas junto a Radio Nacional de España y a la Fundación Crecer Jugando. Además, cabe destacar que en esta campaña tan solidaria participa La Ciudad de las Artes y de las Ciencias de la Generalitat Valenciana patrocinándola. En definitiva: una campaña con el objetivo de que ningún niño se queda sin ese regalo tan esperado en ese día tan especial.

Ahora bien, por muchos es desconocida la importancia del juguete y del juego para un niño. Es más, muchos ignoran lo importante que es tanto el juguete, como el juego, en el desarrollo psicomotor de un niño. Pero vamos por partes. En primer lugar, el desarrollo psicomotor se refiere a la adquisición progresiva de hitos madurativos e indica que el sistema nervioso del niño se está desarrollando correctamente. Además, dentro del concepto de psicomotricidad se entrelazan lo psicológico con lo físico, es decir, las influencias que tiene lo mental sobre la conducta motora. Un ejemplo de psicomotricidad es cuando un bebé de unos meses es capaz de apretarnos el dedo con su mano si nos acercamos a él (reflejo conocido con el nombre de “pinza”). Ante este hecho podemos afirmar que, a simple vista, se está desarrollando adecuadamente porque durante esos primeros meses es normal que tenga ese tipo de reflejos. Pero con un simple gesto no bastaría para afirmarlo.

El juego infantil es una necesidad básica para un buen desarrollo de la inteligencia de los niños/as y elemento imprescindible en el equilibrio físico-emocional correspondiente a la edad del niño. El juego es la ocupación principal del niño y a través de ésta se estimula y adquiere un mayor desarrollo en las distintas áreas (entre ellas la psicomotriz).

Muchos (yo entre ellos) hemos llegado a pensar que los niños juegan única y exclusivamente para entretenerse. Pero no. Además de buscar entretenimiento, en el juego buscan la forma de comprender cómo es el mundo y cómo integrarse en él (de hecho lo consiguen). Con el juego desarrollan aptitudes físicas, inteligencia emocional, creatividad, imaginación, capacidad intelectual, habilidades sociales… ¡y se entretienen!

Pero, para diferenciar el juego de otras conductas hay que tener en cuenta una serie de criterios: el juego es un modo de expresión que le permite al niño expresar sus intereses, motivaciones, actitudes con mucha más claridad que en otros contextos; es una conducta intrínsecamente motivada, es decir, conducta para la que el niño de alguna forma está motivado desde dentro; el juego es libre, espontáneo y no condicionado por acontecimientos extraños; requiere determinadas actitudes y escenarios, que son encontrados rápidamente por los niños; y es una actividad vivencial en la que el niño se implica totalmente.

El juego es una forma de interactuar con el mundo, propio de la etapa infantil y caracterizado por ser universal, regular y consistente. Además, es una huella de nuestra herencia biológica y producto de nuestra capacidad de crear cultura, y todo juego se desarrolla dentro de un marco psicológico que al mismo tiempo le da sentido.
Con respecto a los beneficios de juego, y de los juguetes, sobre el niño cabe destacar los siguientes: es una vía adecuada para expresar y realizar deseos; la imaginación del juego facilita que el niño se posicione moralmente y que madure una serie de ideas; satisface las necesidades básicas del ejercicio físico; es un canal de expresión y favorece la descarga de sentimientos tanto positivos como negativos ayudando al equilibrio emocional; sirve para que el niño ensaye y se ejercite para la vida de adulto (sobre todo los juegos de imitación); favorece la socialización debido a que en muchas ocasiones implica que el niño tenga que jugar con otros niños; propone retos y situaciones en las que la resolución contiene dificultades que hay que superar; etc.

Pero yo me voy a centrar en los beneficios que aporta a nivel cognitivo (mental). El juego es un gran potenciador de la actividad mental. El que fuera considerado como el padre de la pedagogía (Jean Piaget), puso de manifiesto que existe una relación entre la estructura mental y la actividad lúdica y que ésta se confirmaba en la evolución del juego que ocurre en el niño. Lo anterior se confirma viendo que el niño pasa de jugar a juegos sensoriomotrices a jugar a juegos más difíciles y con más normas, muchas de ellas propias de la sociedad en la que vive.

Por ejemplo, los juegos de construcción favorecen el conocimiento físico y la estructuración de tiempo; las actividades plásticas fomentan el conocimiento físico; jugar con arena y agua aportan a los niños conocimientos físicos y algunos lógico-matemáticos sobre el comportamiento de algunas materias; juegos como deslizarse por un tobogán o colgarse de una cuerda hacen que el niño adquiera razonamiento espacial y comportamiento físico; y por último, los juegos simbólicos (como por ejemplo jugar a “papás y mamás”) favorecen el conocimiento de sí mismo, el desarrollo de la afectividad y el conocimiento social.

Pero para mí, algo que de verdad es importante en el tema que estamos tratando es el papel importantísimo que tienen tanto el juego como el juguete en el contexto terapéutico (hospital, terapia, etc). Cuando un niño está malito y tiene que ingresar en el hospital, la mejor forma de hacerle más llevadera su estancia en ese contexto tan desconocido para él es a través de los juegos y de los juguetes. Y es que el juego en este contexto permite convertir la hospitalización en una experiencia positiva, acelerar la recuperación del niño, promover el desarrollo del niño, facilitar la comunicación del médico con el niño, potenciar la confianza del niño con el personal sanitario, facilitar la cooperación del niño, preparar al niño para los procedimientos y facilitar la expresión de sentimientos y pensamientos.

Son muchos los beneficios que tienen tanto los juguetes como el juego. Pero…¿y los niños que no tienen acceso a estos beneficios por motivos tales como la pobreza? Y me refiero tanto a niños de países donde hay pobreza extrema, como a niños que viven en nuestra ciudad. Por ello, son importantes las campañas, que como “Un juguete una ilusión”, fomentan la recogida de fondos para que estos niños tengan un juguete, y además son importantísimas las entidades u organizaciones que recogen juguetes para estos niños. Y aquí me gustaría destacar la importantísima labor que cada año lleva a cabo Cruz Roja y a la que este año se ha sumado City Market. Estas iniciativas deben mantenerse, porque como he expuesto anteriormente, un juguete aporta muchos beneficios a un niño.


No hay comentarios:

Publicar un comentario