Lance durante el último Tour que ganó |
Durante esta semana, todos hemos podido ver a través de los medios de comunicación (televisiones, periódicos, radio, etc) la noticia de la entrevista que realizó un conocido programa estadounidense a Lance Armstrong, el cual hasta hace poco era el ciclista más galardonado de la historia del Tour de Francia, con 7 victorias en la ronda gala. La historia de este hombre me ha llamado mucho la atención y, a pesar de estar en época de exámenes, he decidido publicar esta entrada para analizar este caso.
Empezamos por el principio. Desde hace años, Lance se ha visto presuntamente implicado en diversas tramas de dopaje en el mundo del ciclismo. Ha sido criticado por trabajar con el controvertido preparador y médico Michele Ferrari, en 2004 un conocido periódico francés publicó que había utilizado sustancias dopantes e incluso añadían a la noticia el testimonio de la masajista del corredor, etc. Muchas han sido las críticas que ha recibido durante estos años y siempre ha negado haberse dopado. Hasta que en 2012, la USADA (Agencia Antidopaje de EEUU) acusara formalmente a Armstrong y al desaparecido equipo US Postal, de utilizar un sistema muy sofisticado, profesionalizado y exitoso de dopaje nunca antes visto en el mundo del ciclismo. Finalmente, Lance confesó haberse dopado durante su carrera como ciclista profesional y, en concreto, durante los siete Tours de Francia conseguidos. De esta forma, para mí y para muchos ha caído un mito del ciclismo.
Pero, ¿qué le ha llevado a engañar de esta forma a la gente? ¿Por qué ha estado tanto tiempo mintiendo? Tras haber visto parte de la entrevista que le realizaron la semana pasada, Lance afirmó que uno de los motivos que lo llevaron a consumir sustancias dopantes fue la actitud de ganarlo todo, y que ésta le venía como consecuencia de la mala época que pasó durante el cáncer. Desde mi punto de vista, ha mantenido la mentira durante tanto tiempo por miedo a las consecuencias. Unas consecuencias que no sólo va a tener en el ámbito legal con las sanciones pertinentes, sino que además las tendrá en el ámbito social y, muy probablemente, en el psicológico. La sociedad, desde el momento en el que confiesa que los ha engañado, juzga negativamente la figura de un ciclista que ha sido un mito "sobre ruedas" durante tanto tiempo y ha creado tantas expectativas positivas, tanto entre los aficionados como entre los jóvenes ciclistas que lo tenían como ejemplo a seguir. Además, el entorno etiquetará a Lance y atribuirá una serie de hábitos, gustos, formas de ser, etc, relacionados con esa etiqueta. Es decir, Lance ha pasado de ser considerado como uno de los mejores ciclistas de la historia, fuente de valores como la superación, el juego limpio, la solidaridad, el ejemplo a seguir, etc, a ser considerado como un tramposo, consumidor de sustancias dopantes y como fuente de valores tales como las falsedad, hipocresía, cobardía, etc. Y en el ámbito psicológico, es posible que la presión mediática repercuta seriamente sobre su salud mental. No es fácil ir por la calle y que todo el mundo "te señale" a pesar de haber pedido reiteradamente disculpas por lo sucedido.
Y es que el mundo del ciclismo no es nada fácil y una persona con ambición es capaz, en muchas ocasiones, de atravesar la delgada línea que separa lo legal de lo ilegal, o como dirían muchos, lo moral de lo inmoral. Y Lance lo ha hecho: se ha manchado él y ha salpicado al resto de ciclistas honrados que entrenan duro cada día, que se juegan la vida en las carreteras luchando contra el tiempo, contra los conductores despistados y contra las acusaciones de algunos aficionados que generalizan los malos hábitos dopantes a todo el colectivo del ciclismo. Este caso no nos debe llevar a la conclusión de que todos los ciclistas se dopan, a pesar de que según Armstrong; "Doparme era parte de mi trabajo". Con este caso la UCI y el resto de organismos deberían seguir luchando contra el dopaje para fomentar la práctica del deporte sin el consumo de sustancias prohibidas y en igualdad de condiciones. La ambición no puede llevar a los futuros ciclistas a doparse o a cometer trampas con tal de conseguir un trofeo. Porque en el deporte, lo importante es participar.
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