sábado, 12 de julio de 2014

Me he hecho "runner"

Muchos de los que me seguís en las redes sociales, habréis visto durante los últimos meses que me ha dado por correr. Sí, amigos: me he hecho “runner”. Esta nueva moda, tendencia o deporte (como lo queráis llamar) me ha enganchado por completo. En esta publicación quiero transmitiros mi experiencia como corredor aficionado y, como no, tocar el lado psicológico de esta disciplina. Con ello pretendo que los que estáis pensando en uniros a esta tendencia, podáis dar ese paso. ¡Vamos valientes!

Todo empezó un día, hace mucho tiempo, cuando me planteé la posibilidad de salir a correr. Mentalmente, alguien que nunca ha salido a correr no está preparado para aguantar psicológicamente más de 10 minutos corriendo. Pensamientos como el de “esto es aburrido”, “no voy a aguantar tanto tiempo corriendo” o esa pequeña vocecilla que te dice “¡con lo bien que se está tumbado en el sofá de casa, viendo la televisión! ¡Tira para casa y deja de hacer el mono!” aparecen en nuestra mente mientras tratamos realizar una carrera continua de más de 10 minutos.

El rechazo hacia la actividad física tiene explicación psicológica. El ser humano le da mayor importancia, por norma general, a lo que obtiene a corto plazo que a lo que obtiene a largo plazo. Es decir: si a corto plazo el ejercicio físico me va a ocasionar cansancio, agujetas y alguna pequeña lesión, yo tenderé a rechazarlo y evitaré realizarlo. De esta forma, aunque a largo plazo me sirva para estar más sano, como ser humano que soy tenderé a quitarle importancia a este hecho. En cambio, hincharme a dulces me proporcionará placer a corto plazo (a todos nos gusta el dulce) y a largo plazo problemas de salud. Pero, como he comentado, el ser humano menosprecia los efectos que ocurren a largo plazo. En conclusión: cuando se trata de ver los beneficios, somos muy impacientes.

En mi caso, empecé saliendo de vez en cuando a correr. Dos o tres veces a la semana, en sesiones de menos de 20 minutos. Con el tiempo, conseguí aumentar el tiempo y la distancia recorrida, hasta que un día pensé: ¿por qué no pruebo a correr alguna carrera de las que organizan en mi pueblo? El objetivo era acabarla, por supuesto. Ni se me pasaba por la cabeza quedar el primero, ya que en ese aspecto pienso que hay que ser realista y exigirse a uno mismo lo que se pueda conseguir. Si te exiges mucho más de lo que realmente puedes conseguir, probablemente no quedes satisfecho con los resultados y abandones. Esto del atletismo es algo que requiere tiempo y constancia. Además, como se suele decir: lo importante es participar.

El 1 de mayo debuté en la V Liga de Barrios de Novelda, en el Cross que se hizo en el Barrio La Cruz: mi barrio. Buen lugar y buena ocasión para debutar como corredor amateur, en una carrera en la que se inscribieron más de 200 corredores. No en vano, en mi categoría éramos 44 inscritos, algo muy positivo para este deporte. El tiempo que hizo y las condiciones del circuito, hicieron que no me desgastara mucho y pudiera acabar mi primera carrera sin “quemarme”.

Un mes después, fue el turno del barrio María Auxiliadora. Un Cross cuyo circuito tenía mitad cuesta arriba y mitad cuesta abajo, con desniveles que vuelta tras vuelta notaba en las piernas. En esta ocasión, el tiempo acompañó debido a que estaba nublado y la temperatura no superaba los 30º. Esto se agradece cuando uno tiene que correr más de 5 kilómetros por un circuito como el de allí.

Y el resto de carreras en las que he tenido la suerte de participar fueron el Cross del Casino, que transcurrió por el centro de Novelda, la II Milla Memorial Jesús Navarro y el Cross del Sagrado Corazón. En este último noté bastante el rodaje que estuve llevando a cabo durante las semanas anteriores, ya que podía exigirme más en las últimas vueltas. Con esto, quiero decir que con el tiempo y la constancia se consiguen las mejoras y que, aunque no sean del todo perceptibles para los demás, para el corredor sí que lo son. Alguien que meses atrás no era capaz de pegarse un sprint en los últimos metros, notará mejoría si es capaz de pegárselo. Y en el plano psicológico, es muy importante la mentalización: callar las voces que nos “invitan” a abandonar la carrera o a bajar el ritmo.

En conclusión, la mentalidad del running se puede aplicar a la vida diaria. Del atletismo podemos extraer valores como constancia, sacrificio, esfuerzo, compañerismo y, ante todo, la capacidad para callar las voces que nos desaniman o nos convencen para que abandonemos y dejemos de pelear por nuestros sueños. No le hagáis caso a esas voces/pensamientos. Seguid peleando.

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